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El ser humano ha usado los masajes como forma de terapia desde la remota antigüedad, donde algunas culturas le atribuían efectos sanadores mágicos mediante el tacto. Y es normal que las personas disfruten tanto los masajes, pues como la mayoría de animales, estamos hechos para disfrutar el contacto con nuestros semejantes. Por ello, la palabra deriva del árabe mass, el griego massein, el hebreo mashech o el francés masser, teniendo en todos los idiomas connotaciones parecidas: tocar con suavidad, palpar o amasar.
El masaje terapéutico asienta y conforma las bases de todos los otros tipos de masajes que nacen de él, pero no por ello ha quedado obsoleto ni fuera de lugar: nada más lejos de la verdad. El masaje terapéutico resulta una valiosa herramienta sin apenas contraindicaciones y que aporta poderosos beneficios, sin necesitar además de nada más que unos conocimientos profundos por parte del terapeuta.
Los efectos beneficiosos del masaje terapéutico son:
Dados sus tremendamente útiles efectos tanto físicos como psicológicos y lo poco que se necesita para aplicarlo, resulta una de las herramientas más universales y efectivas en el tratamiento de lesiones y dolencias. Se usa habitualmente para tratar enfermedades o lesiones del aparato locomotor, así como afecciones reumáticas leves o enfermedades neurológicas, estas últimas sobre todo por sus efectos calmantes y revitalizantes.
Pese a todos estos beneficios, hay algunos pocos casos en que el masaje puede resultar contraproducente. Estos son los casos en que está contraindicado: